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Por qué Las guerreras K-pop es mucho más que solo una película infantil


Con récords de visualizaciones en Netflix y varias canciones en el Billboard Hot 100,  Las guerreras K-pop  demuestran que la fuerza del fandom femenino sostiene la cultura pop, mientras nos regala personajes femeninos complejos y reales, amistades sólidas, humor que rosa el  cringe  y números musicales imposibles de sacar de la cabeza.


Julieta Gordillo


Como muchas personas, empecé  Las guerreras K-pop  ( KPop Demon Hunters ) con prejuicios. Probablemente porque la premisa de idols combatiendo demonios con canciones no es lo que normalmente me apetece ver un viernes por la tarde. Pero, tras meses de escucharla mencionar por todas partes, decidí darle una oportunidad y descubrir qué causaba tanto revuelo.

La historia sigue a HUNTR/X, un grupo femenino de K-pop formado por Rumi, Mira y Zoey que, además de sacar éxitos y hacer coreografías, también caza demonios. Desde hace generaciones existen cazadores cuya voz sostiene una barrera mágica llamada Honmoon que evita que estas criaturas invadan el mundo. Rumi, sin embargo, esconde un secreto: es mitad demonio y su cuerpo está empezando a cambiar. Justo cuando más lo necesita, su voz empieza a fallarle. Para complicar las cosas, surgen los Saja Boys, un grupo rival masculino que resulta ser de origen demoníaco y que manipula a sus fans para competir con ellos en las listas y sabotear su misión.

Mi primer error fue intentar tomármela demasiado en serio desde el inicio, porque muy intencionadamente es una película ridícula; pero no del tipo que te hace querer apagarla, sino  camp  en toda la extensión de la palabra. Entendí la vibra alrededor del minuto 10:45, cuando los villanos principales hicieron una pose sincronizada mientras cantaban una nota al unísono. Los chistes son tan exagerados y teatrales, que muchas veces dan  cringe , pero de alguna manera logran hacer funcionar el tipo de cursilería tolerable de las películas del universo Disney y Barbie con el humor de la Generación Z.

Visualmente, la película mezcla la estética de un videoclip K-pop (iluminación de concierto, ediciones rápidas, planos estilizados) con escenas de anime  Shōnen  y cine de acción. Funciona porque no intenta ser demasiado realista ni se queda en pura caricatura. Usa una paleta de colores neón intensos que se vuelven aún más dramáticos en los números musicales, que están coreografiados como peleas. La banda sonora está hecha con productores reales de K-pop: todas las canciones son increíblemente pegajosas, bien producidas, con tonos interesantes y cantantes talentosas. De hecho, varios ya superaron el Top 10 del Billboard Hot 100.

No obstante, mientras la veía, no pude evitar pensar en el fandom femenino y su lugar en la cultura pop. En lo fácil que resulta desestimar lo que apasiona a las niñas y adolescentes, etiquetarlo como trivial, superficial, “menor”. Cuando en realidad ese público sostiene industrias enteras y transforma obras en fenómenos globales con comunidades creativas de millones a base de un par de ediciones en TikTok. Claro, son intensas, y eso incomoda. Pero esa misma intensidad en los hombres es épica y admirable, mientras que en las mujeres es histérica y ridícula. Me hizo cuestionarme: ¿por qué menosprecié tanto esta película sin siquiera verla? Y al mismo tiempo, ¿será que  Las guerreras K-pop  es una película feminista y apenas me estoy dando cuenta?  

Las guerreras K-pop  no pretenden ser un manifiesto ni gritarte consignas, aunque sí se siente como una historia hecha desde una perspectiva muy consciente. Sus protagonistas son chicas con defectos, dudas y heridas que cargan desde hace tiempo. No necesito ser perfectas para salvar el mundo. Se permiten sentir amor y apatía, se sostienen unas a otras sin rivalidades absurdas. Hay amistades genuinas, límites claros, vínculos afectivos fuertes y también traumas que no desaparecen por el arte de la magia, pero que ellas aprenden a enfrentar juntas. Se siente como si estuvieras viendo a tus amigas triunfar en un escenario donde por fin nadie cuestiona su lugar.

Eso sí, algo que noté en la segunda mitad es que el ritmo se sintió apresurado. Al principio pensé que era solo para establecer rápido la historia y que después se iría desarrollando poco a poco. Pero al final sentí como si los creadores ya tuvieran claro el desenlace y quisieran llegar ahí rápido. Definitivamente, una hora y 39 minutos no bastaron para atar todos los cabos de manera orgánica. Además, dejando de lado el alivio cómico y las increíbles canciones y animación, la trama sigue un guion bastante predecible: el secreto de identidad que tarde o temprano sale a la luz, el mentor que una vez fue cazador y conoce los riesgos del sistema, el villano que personifica la corrupción del sistema. Fórmulas que hemos visto mil veces en historias de superhéroes, anime  Shōnen  y básicamente cualquier narrativa de “los elegidos vs. el mal”. Pero lo interesante es cómo usan esas mismas estructuras filtradas a través de ansiedades muy específicas de la era digital: autenticidad performativa, cancelación, parasocialidad, la línea borrosa entre adoración y posesión. 

Series como Black Mirror , The Idol o Succession han explorado estas dinámicas desde una mirada más madura. Pero quienes las viven de verdad suelen ser las adolescentes que todos los días están en Stan Twitter o TikTok defendiendo a su  parcialidad a toda costa. Y la película logra enviar el mensaje exactamente a ese público sin que se sienta como el típico sermón de “las redes sociales son malas, niñas” que dicen los adultos.

Entonces, ¿vale la pena ver  Las guerreras K-pop ? Absolutamente. Desde las transiciones entre el mundo real y el plano demoníaco, donde la cámara gira 180 grados y los colores pasan de tonos apagados a neones intensos, hasta el cabello de Rumi, que al adoptar su forma híbrida se mueve mechón por mechón reflejando la luz de formas distintas.

Sí, el ritmo es acelerado y algunos hilos narrativos podrían haberse desarrollado más, pero eso no opaca lo mucho que la película hace bien. Y más allá de su calidad técnica, es también una carta de amor al fandom femenino que sostiene industrias enteras. Si una película puede hacerte reflexionar sobre tus propios sesgos mientras te divierte, te emociona y te deja con ganas de volver a verla, entonces es mucho más que “entretenimiento descartable”. Es cine que importa.

Puedes encontrar  Las guerreras K-pop  en Netflix.

 

Golden , por  HUNTR/X : EJAE, Audrey Nuna & REI AMI (Billboard Hot 100, 25 de octubre de 2025)

Lee, JYK, Gillibrand, P. y Khan, S. (2025, 12 de agosto). Cómo  KPop Demon Hunters  se convirtió en la película animada más vista en la historia de Netflix y en un éxito musical mundial. BBC News Mundo.  https://www.bbc.com/mundo/articles/c07pv8nlrl7o


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