Una pieza con mosaicos que nos muestra una de las realidades de la historia tapatía
Por Fernanda Flores
Caminar es un acto que puede crear una experiencia de reconexión con el entorno y uno mismo. Cuando alguien viene de visita a Guadalajara, mi primera recomendación es conocerla caminando: pasear por el centro, visitar el Museo Cabañas, el Teatro Degollado, la Catedral, y recorrer las calles por los banquetes viendo, oliendo, tocando y sobre todo sintiendo.
Cada ciudad tiene un significado e historia diferente y Guadalajara está llena de “fragmentos, huellas y gestos que tejen una narrativa entre lo individual y lo colectivo [1]”. Al abrir los sentidos nos damos cuenta que los lugares se pueden transformar al ser habitados, pero también pueden transformar a quienes los transitan.
"El mosaico que adorna nuestros banquetes es una losa que se crea gracias a la combinación de cemento y arena que se colorea con pigmentos especiales. En Guadalajara llegó por influencia española y el principal promotor fue Porfirio Díaz, y fue en Guadalajara donde el mosaico no solo se nos para el interior de la casa, sino para adornar los espacios públicos." A partir de 1900 fueron cambiados por cemento, un material más resistente a las lluvias y al paso, pero gracias a la nostalgia de las personas, se reincorporó en el Centro Histórico y la Zona Rosa [2].
La pieza El piso habla lo que la ciudad vive de Ahora soy, una artista emergente de Guadalajara, se presentó del 22 al 28 de noviembre en la galería Vértice (Calle Vidrio 1524, Col. Americana, Guadalajara, Jalisco), en la exposición Habitar Se(r) . Está pieza se compone por tres conjuntos de mosaicos recolectados del centro de Guadalajara de diferentes tamaños intercalando el rojo y el blanco. En los cuadros blancos está una cianotipia con fotografías de la ciudad retratando un edificio en construcción, una bicicleta y otras figuras indistinguibles, lo que hace que ese cuadro se torne azul.
En estos mosaicos podemos darnos cuenta de lo que fueron; Están manchados, rotos, incompletos, pero llenos de historia. Las imágenes demuestran el paso del tiempo en la ciudad, la destrucción y la construcción de ella. Estos mosaicos los podemos encontrar en las banquetas por las que transitamos, en las que nos guían como mapas a nuestro destino; “seguir una banqueta es seguir el rastro de un camino que la historia forjó, es entender las rutas de la historia urbana [2]”. Al entender eso, sabemos que esos mosaicos y esos banquetes nos pertenecen a todos y hablan por todos.
Existe una conexión entre el pasado y el presente, en lo cotidiano, la memoria y las emociones, pues ese piso nos ha visto tropezarnos, pelear, reír y pasear. Esta pieza te invita a mirar la realidad de lo que es ser tapatía y la nostalgia de esto pero, ¿solo eso?
¿Qué pasa con las manifestaciones, las destrucciones, los asaltos, las desapariciones, las violaciones, los asesinatos ocurridos en la ciudad? Eso también es la realidad de lo que es ser tapatía, no poder salir tranquilos a caminar, tener un horario específico para estar más seguros, cuidarnos entre mujeres, vestirnos “decentes” para no atraer la mirada y el deseo “justificado” de algunas personas. Una realidad en donde, durante las manifestaciones, hace más ruido la destrucción de puertas, ventanas y mobiliario, que las muertes ocasionadas por policías o por lo que verdaderamente se está peleando [3].
Una realidad en la que el crimen organizado cobra piso, donde si te opones te matan, extorsionan agricultores, controlan negocios ilegales [4] diciendo que es para la protección de estas personas afectadas, y en el que los criminales definen el orden social [5]. Una realidad en la que depende en dónde vives, cómo te vistes, con quién te relacionas, en dónde estudias, define tu estatus social y tu educación y, a partir de eso, se crea el bullying a niñas y niños en las escuelas y el mal trato a trabajadores y personas en general.
Esto y más es la realidad de ser tapatía, al igual que lo que se puede apreciar en la pieza, aunque considere que la realidad reflejada es a partir de un privilegio que crea una visión de una Guadalajara linda y vintage pasando por cambios como cualquier otra ciudad. La pieza es un mensaje potente hacia la nostalgia y la historia, pero considera que la realidad de ser tapatía va mucho más allá de lo que la obra expresa, pues esos mosaicos en el piso lo han visto todo y, en caso de que alguna de las imágenes en cianotipia demuestre esa otra cara de la realidad, pues no es muy visible o comprensible.
Guadalajara es un territorio simbólico y se demuestra tanto en El piso habla lo que la ciudad vive como en la exposición Habitar Se(r). Los mosaicos de la pieza se convierten en un territorio de doble lectura, pues hay que buscar la visibilidad de la historia completa. El verdadero valor de estos fragmentos recolectados está en la capacidad de obligarnos a reconocer que ser tapatía no es solo heredar una Guadalajara linda, sino habitar la verdad de un territorio simbólico y complejo. El piso nos ha visto caer, y es nuestra responsabilidad levantarnos, no solo con nostalgia, sino con conciencia de todo lo que esa realidad implica.
[1] Texto de la exposición “Habitar Se(r)”.
[2] Cosasdtodoslosdias. (2014, 8 de septiembre). El mosaico en las banquetes de Guadalajara . Cosas de Todos los Días. https://cosasdtodoslosdias.wordpress.com/2014/09/04/el-mosaico-en-las-banquetas-de-guadalajara/
[3] Trasladan a detenidos por destrozos en el Centro Histórico de Guadalajara . (2025, 17 de noviembre). Milenio. Recuperado el 26 de noviembre de 2025, de https://www.milenio.com/policia/guadalajara-detenidos-danos-centro-historico-trasladados#
[4] Meganoticias Guadalajara. (2025, 26 de septiembre). COBRO DE PISO EN JALISCO [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=B8ZwuuzRU-k
[5] Jonathan Lomelí. (2024, 13 de agosto). Para entender el cobro de derecho de piso. El Informador :: Noticias de Jalisco, México, Deportes y Entretenimiento . https://www.informador.mx/ideas/Para-entender-el-cobro-de-derecho-de-piso-20240813-0037.html#
