El tema de la imaginación y la ficción como herramientas para pensar futuros mejores ha sido un tema en el que he estado pensando mucho últimamente. Creo que la imaginación es algo que habría que politizar más, ver como es que también las estructuras sociales —como el capitalismo, sistema responsable del daño causado al planeta, por ejemplo— afectan en su configuración. Tal vez la frase atribuida tanto a Fredric Jameson como a Slavoj Žižek podría servir para explicar mejor a lo que me refiero: “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Pienso en películas como Children Of Men, Blade Runner, novelas como 1984, Un mundo feliz, entre otras, que se desarrollan en mundos postapocalípticos, con sistemas autoritarios y capitalistas. Pareciera que nuestra capacidad de imaginar sigue obedeciendo lógicas y estructuras capitalistas. ¿De verdad no podemos pensar en otros sistemas para la vida en común?
Por Leaño Martín, Fernanda
- Texto de "Lo que no vemos: Hacer con el cosmos", pp 15-91: Gabriela Speranza, Lo que no vemos, lo que el arte ve.
La ficción siempre ha sido una herramienta que nos ha permitido imaginar mundos distintos, que intenta responder a esos ¿qué pasaría si…? Nos posibilita ponerlos a prueba en escenarios ficticios de escenas no tan ficticias, pero será que el capitalismo ya nos ha arrebatado nuestro poder de imaginar historias que no sigan sus estructuras. ¿El capitalismo ha engullido también a la ficción?, ¿o tal vez nuestro acceso a ella?
Si pienso en la producción artística bajo este escenario, las siguientes preguntas no dejan de atormentarme: ¿cuántos artistas estamos cediendo ante el discurso apocalíptico capitalista en nuestras obras?, ¿cuántos le estamos dando la razón? ¿Está la ficción dejando de ser suficiente? ¿Ha llegado el momento de trasladar nuestras prácticas artísticas hacia espacios que nos permitan imaginar y construir alternativas más allá de estas las estructuras que nos llevan al inminente fin?
Leer a Speranza ha sido muy esclarecedor para pensar el lugar del arte bajo las condiciones de vida actuales y el futuro del planeta frente al advenimiento de una catástrofe climática. Su apuesta por analizar obras artísticas que apostaran por el develamiento de redes o constelaciones, de sistemas interconectados, pero que funcionan de maneras independientes; como el caso de Untilled de Pierre Huyghe, o la novela de Olga Tokarczuk Los errantes, me otorgan pistas del poder de la práctica artística en estos tiempos que parecen irremediables. ¿Cómo lidiamos con problemas de magnitudes incalculables?, desglosando sus partes y mostrándolas en contextos que inciten su cuestionamiento, eso es lo que las piezas que Speranza decide analizar hacen. Ningún artista propone una solución, pero todos ponen sobre la mesa algo que estamos dejando de ver.