La primera obra de Camila Villegas, aunque no refinada, nos muestra las dificultades de la migración como una ruptura que se carga toda la vida
Jules Morfín Villaseñor
El martes 25 de noviembre tuve la oportunidad de visitar el estudio abierto de los alumnos de primer y segundo semestre del ITESO, la culminación de todo su trabajo del semestre. Entre esculturas y cuadros esta obra me llamó la atención: Raíces en movimiento, de Camila Villegas Mercado.
La obra consiste en una serie de tres fotografías y un video de la boca de la propia artista cantando el himno de su estado natal. El discurso que tiene la obra me pareció poderoso, sobre todo porque es una experiencia que la artista está viviendo en carne propia, en sus propias palabras: “Migrar no es solo un acto físico, es una fractura invisible”. El acto de migrar conlleva un proceso tanto físico como mental y emocional que nunca es fácil; no vivir en el lugar de donde provienes es algo que no se termina de vivir nunca, una marca que se lleva toda la vida.
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| Registro de Raíces en movimiento. Fotografía propia. |
Hablar de migración en estos tiempos es sumamente fuerte: estamos viviendo un aumento de violencia hacia las personas migrantes bastante preocupante, más si son personas latinas; este contexto violento no se menciona en la obra y, aunque se menciona la migración como algo difícil, esto no se lleva más allá. "Hay migraciones voluntarias e involuntarias; de superación y de supervivencia. Sin embargo, cualquier tipo de migración va acompañada de: emociones, de pérdida, de soledad, de nostalgia, de invisibilidad, de desconexión, de falta de pertenencia, de miedo, de desconfianza e incertidumbre”. Es una cosa mencionar en la ficha técnica que la migración es algo difícil y otra muy diferente mostrarlo en la obra; es importante dejar que la obra hable por sí misma y se defensa sola sin valerse de explicaciones, menos de cómo deberíamos sentirnos al verla.
A mi parecer le faltó tiempo e investigación a la obra, la pieza quedaría mucho más completa si se hubiera salido de sí misma y buscara vincular la experiencia individual de la artista para generar diálogo con el espectador, incluir más personas con diferentes experiencias y miradas de vida que son unidas por ser migrantes, ya que, al ser únicamente desde la perspectiva de la artista, se percibe un poco ensimismada. Es una obra muy interesante y por nuestro contexto es muy fácil empatizar con ella, pero al hablar solo de una experiencia esta oportunidad se limita.
Las tres fotografías estaban a manera de archivo y el video es la obra principal; el video tiene una duración corta, en el que la artista canta su himno natal, de Quintana Roo. La inclusión de más voces en el video, por ejemplo, potenciaría el mensaje central: la fractura de la migración.
La obra utiliza la boca como vehículo para hablar de la identidad, afirmando que “Desde la distancia, canta lo que se quedó atrás, pero afirma que, aunque el cuerpo migra, la identidad resiste”, poniendo el cuerpo como herramienta que atraviesa estas experiencias, las vive, las experimenta, inclusive las recientes. Poner este enfoque en el cuerpo es interesante también por el contexto que había mencionado anteriormente; en un mundo donde tener ciertos tipos de cuerpo se está volviendo cada vez más riesgoso, poner el cuerpo en primer plano, como una dimensión innegable del proceso de migrar, se puede ver como un acto de resistencia ante el clima actual.
Raíces en movimiento nos hace pensar en el proceso mental que exige la migración en las personas, recordándonos que no importa cuál sea tu himno, lo importante es que no estás ahí. Camila Villegas es una artista con mucho potencial tanto crítico como estético y espero sus siguientes obras con ansias.
