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No debería justificarse únicamente por ser arte

Lo que ocurrió con la exposición de Ana Gallardo en el MUAC plantea un dilema importante en el ámbito del arte contemporáneo. Aunque no siempre es fácil tomar una posición clara, hay momentos en los que se hace evidente que se han cruzado ciertos límites. Cuando una obra utiliza la identidad y la intimidad de una persona vulnerable, es fundamental cuestionar su impacto y las implicaciones que puede tener.


Por Ana Paola Navarro Herrada

Link al material revisado (Artículo): 

  1. https://www.cuboblanco.org/revista/respuesta-minera

  2. https://www.cuboblanco.org/revista/temblo-un-delirio


El arte es un espacio para la libertad de expresión, pero también conlleva una responsabilidad hacia los demás. Si una obra me parece ofensiva o no me gusta, creo que el debate debe ser abierto y honesto, también hay espacio para las cosas que no nos gusta , también tenemos cosas que decir al respecto. El arte tiene la capacidad de fomentar la empatía y la reflexión, y no debería justificarse únicamente por ser arte, especialmente cuando toca aspectos sensibles como la identidad y el respeto.


Es vital poner al público en el centro de la conversación. El arte no se define solo por la intención del artista, sino por cómo los espectadores interpretan. La crítica debe trascender, también debe considerar la dimensión emocional y el impacto que tiene en las personas. Defender la libertad artística es importante, pero también hay que reconocer que ciertas obras pueden generar reacciones válidas que merecen un espacio de discusión.


El debate sobre la obra de Gallardo y la controversia en el MUAC se convierte en una oportunidad para explorar las complejidades de la relación entre el arte, la ética y el público. La crítica debe ser un espacio inclusivo donde se escuchen diversas voces y se valore la pluralidad de experiencias, promoviendo un entendimiento más profundo del efecto del arte en nuestra sociedad.








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