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La flecha más fatal

Estamos en un mundo consumido por la virtualidad, la era digital está sobre nosotros y está intrínsecamente involucrada en nuestro día a día. Nuestra forma de usar las pantallas ha cambiado e interactuar con ellas. ¿Hemos hecho uso indebido de ellas sin saberlo?

Jerónimo Arias


La tecnología digital se ha convertido en una herramienta de uso diario para las personas que habitamos en las sociedades modernas como la ciudad en la que vivimos. Esta temática aborda la pieza Click and release, del artista multidisciplinar Fer Llano, cuyo interés artístico se basa en explorar dinámicas sociales y aspectos de la cultura pop, desde un enfoque de exploración de medios digitales. El artista mezcla medios físicos y tangibles con elementos propios del mundo digital y virtual, añadiendo un toque humorístico e irónico a sus piezas, dándole un tono más satírico que formal.

Click and release es una instalación que consta de cinco flechas de fibra de carbono suspendidas en el aire a medio vuelo, apuntando a una pared, con una ya clavada en el muro. Están intervenidas con molduras doradas de latón que fungen como la punta y las plumas de ellas, en una forma cuadriculada, simulando ser píxeles.

Así luce Click and release. Fotografía propia.



En un diálogo con el artista, menciona cómo esta idea surge de su percepción de que, en el mundo en el que vivimos, la materialidad de lo digital se vuelve cada vez más directa. Cómo, en tiempos anteriores de la virtualidad, la pantalla y el mouse funcionaban como un intermediario entre nuestras acciones en el mundo físico, y sus repercusiones en el mundo virtual. Con los avances tecnológicos, esto ha desaparecido: al interactuar directamente con la pantalla táctil del teléfono, tableta, computadora o incluso del televisor, este gesto directo y menos premeditado, la relación inmediatamente se percibe como violenta, al no haber un tiempo de reacción o premeditación de las acciones realizadas.

El artista representa este gesto a partir de las cinco flechas cuyas puntas emula el ícono del cursor en las pantallas de un monitor, creando una imagen más violenta de la repercusión de nuestras acciones en el mundo digital, sin un intermediario como lo sería el cursor.

El despliegue visual es atractivo y la pieza es de buena calidad; sin embargo, el montaje está descuidado: los hilos de nylon que suspenden la pieza se enredan y entrecruzan, además de que generan una disonancia estética al no estar completamente verticales, creando diagonales que se enciman con otros hilos suspensores y rompen con la armonía estética de la pieza.

De igual forma, las piezas que conforman las flechas torcidas, sobre todo los elementos de latón que conforman las plumas: éstas están desalineadas y curvadas en su unión con el cuerpo de fibra de carbono. Se podría interpretar que buscan generar una ilusión de movimiento; sin embargo, el artista no adjudica este sentido al error de fabricación.

A su vez, los elementos hechos de latón están decorados de una forma poco práctica, ya que el acabado metalizado con sus sombreados y luces hace que una pieza hecha de metal sólido parezca cartón corrugado pintado de dorado.

El significado de la pieza es poderoso, con una crítica a los medios de consumo y asimilar la tecnología en nuestro día a día. Incluso podría ser un elemento que puede ser visto en una serie de televisión situada en una tecnodistopía. Por otra parte, el apartado técnico requiere mejoras: la pieza de lejos llama la atención por su acomodo y magnitud, pero al observar detenidamente los detalles se notan estas precariedades, lo cual puede distraer del mensaje que transmite.

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