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¡Mamá, mi novia es una pantalla!

¿Alguna vez te has sentido tan conectado por tu celular, que has pensado: “Si fuera una persona real, sería el amor de mi vida”? Me alegre de verte… realizada en el año 2025, por Mariana Tamayo Morales, ofrece un acercamiento a la realidad de dejarle todo a la tecnología


Daria Fernanda Murrieta Pérez


Me alegre de verte… es una instalación de la artista Mariana Tamayo Morales que consta de una televisión antigua, que reproduce la “cara” del dispositivo, donde solamente se encuentra una boca roja intensa. Sobre ella se encuentra una peluca rubia. Esta parte está sostenida por una mesa cubierta con un mantel de tonalidad parecida a la boca. Si bajamos un poco más la mirada, encontraremos unas piernas de maniquí, una de las cuales porta una liga de encaje blanco.

Al interactuar con la liga, comienza un pequeño video. Dentro de los subtítulos, la frase que sale es: “Eres mi producto favorito”. Esto nos demuestra cómo esta obra busca problematizar al ser humano que se refugia en la tecnología para satisfacer su búsqueda de relaciones, o para tener un “empujón” en el mundo del amor.

Así lució la instalación. Fotografía propia.


En el momento en que la pieza dice su frase, nos entrega un mundo completamente distinto: nos hace sentir como objetos, como un producto, lo cual es irónico. En el momento en que tienes que interactuar con la pieza, te incomodas y sientes que estás quebrantando la intimidad de una persona que la cual, no existe. Son objetos, “productos”.

El concepto de la pieza realmente se captó porque la artista estaba cerca de la obra respondiendo a las dudas de los espectadores. Uno de los problemas que encuentro es que, si Tamayo no hubiera estado presente, no se comprendería que es interactiva, ya que normalmente los espectadores no buscan tocar las obras si éstas no los invitan.

Aunque existen temas como el cuidado de los cables a la vista o la constante atención que tiene que otorgar la artista, esta pieza sí nos ayuda a reflexionar: invita al espectador a pensar en su excesivo consumo de tecnología y ya no nos damos la oportunidad de pensar por nosotros mismos. Tanto así que, para cualquier pequeña duda, utilizamos el famoso ChatGPT. Me ha tocado ver a personas que llegan a confiar más en una red social o un robot que en los libros o los conocimientos aprendidos de generación en generación.

Expuesta en la zona de Blackbox del ITESO durante el estudio abierto de la licenciatura en Arte y Creación, su exposición fue reducida a algunas pocas horas, quitándole la oportunidad de entrar en diálogo con más gente. Por el momento no existe un registro público de la obra, lo cual limita a su visibilidad.

En su breve exposición, la pieza dio la oportunidad de cuestionarnos sobre nuestro exceso de consumos tanto de tiempo como de contenido, en los aparatos y cómo estos llegan a convertirse en un producto más. ¿Qué tan seguido consume personas como si fueran productos? ¿Realmente el ser humano le va dejar el pensamiento crítico a la tecnología?

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